Resumen
Los inventarios de las bibliotecas que acumularon las distintas clases sociales españolas de los siglos pasados constituyen una fuentes muy valiosas para conocer tanto su formación como los gustos literarios de sus poseedores. Buen ejemplo de lo que decimos nos lo ofrece la librería que la señora bilbaína doña Marcela Arteaga Arenaza y Tellechea llevó a su matrimonio con don Baltasar de Villarejo, celebrado en Madrid el año de 1805, y en la que se registraban obras religiosas y de teatro, novelas, gramáticas y diccionarios de francés, métodos para estudiar inglés y clave, etc. Todo ello conforma un ejemplo muy significativo del barniz cultural de una dama en la Ilustración tardía española.
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