Resumen
Nicolás Sáez de Elola, el que fuera capitán de Pizarro en la batalla de Cajamarca y partícipe de la captura del inca Atahualpa, había de ser necesariamente distinguido y recordado mediante una obra imperecedera. La denominada Capilla de la Soledad, su obra póstuma, parecía el marco idóneo para exaltar la valentía y el virtuosismo de este hombre de acción. Como tal, la escena de la victoria heroica y alegórica que preside el lienzo norte de la capilla, inserta dentro de un sugerente arco triunfal, se convertía en el vehículo perfecto para la trasmisión del triunfo del indiano. Un triunfo que, dado que se halla contenido en un recinto funerario y, más concretamente, en el arcolosio del comitente, aunaría las victorias más importantes de su vida, la victoria militar y la victoria frente a la muerte. Su estudio histórico y gráfico desvela la proximidad existente hacia las representaciones militares imperiales.
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