Resumen
El suelo agrícola en las regiones urbanas pasa a depender de la dinámica
del mercado urbano. No hay ni compra ni arrendamientos agrarios y la única
posibilidad de ampliar la superficie utilizada es a cuenta de contratos orales
que no dan garantía de continuidad. Todo ello se refleja en un mayor abandono
de explotaciones y un descuido y subexplotación de parcelas agrarias. En
el País Vasco se comienza a tomar conciencia de este problema y surgen proyectos
que pretenden dinamizar actuaciones de mejora y movilidad de suelo
agrario. Como conclusión, valoramos positivamente estas actuaciones, si bien
sus resultados son parciales y tardíos, incapaces de evitar los efectos que la
falta de relevo generacional y la presión urbana ejercen sobre el suelo rural.
Las provincias de Bizkaia y Gipuzkoa constituyen un continuo urbano
que se extiende, sin apenas interrupción, por todos sus valles y corredores formando
una gran región urbana.
Una vez superado el fondo del valle, sin embargo, el espacio urbanizado
desaparece y los usos rurales se adueñan de este espacio. Limitando con la
ciudad y hasta aproximadamente los 200 m de altitud se desarrollan las actividades
agroganaderas, ordenadas por el caserío vasco, única tipología de
explotación agraria con representación en estas provincias.
Ciudad y campo parecen convivir sin excesivas alteraciones. El espacio
urbanizado apenas ha crecido durante el último cuarto de siglo y el medio rural
mantiene usos y superficie sin cambios aparentes. Esta estabilidad, sin embargo,
parece haber llegado a su fin. A finales de la década de los noventa la urbe
comienza a demandar suelo rural. El empleo urbano, tras años de recesión, se
recupera y nuevamente demanda mano de obra. El medio rural y la actitividad
agrícola se resiente y, lejos de impulsar un espacio productivo más competitivo,
potenciado por una mayor demanda originada por la proximidad del mercado,
las actividades agroganaderas sucumben ante la presión de la ciudad.
Los usos del suelo agrario comienzan a reflejar el abandono del caserío y
la pradera, aprovechamiento prioritario de este espacio, se descuida, dando
paso al matorral. Ante ello, las instituciones públicas y agentes del sector ponen
en marcha distintas iniciativas tendentes a amortiguar los efectos de un abandono
sin solución. En este artículo profundizamos en las propuestas que actualmente
se están discutiendo, analizando las posibles implicaciones que unas y
otras van a tener en el desarrollo de los usos del suelo del medio agrario vasco.
Articulo de texto completo
Autores/as
Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional (CC BY-SA 4.0) RSBAP 2020